jueves

Querido París:

Querido París:

No me malinterpretes, pero caí rendido a tus pies en cuanto te vi. Rezuma historia, arte, casta, caballerosidad, luz y amor cada uno de los poros de tu extensión. Sé que hace ya tiempo que te visité y que he debido escribir antes, pero eso no implica que no me haya estado acordando de ti todo este tiempo. No dejo de pensar lo acertados que estaban los primeros bohemios cuando decidieron acercarse a ti, tienes todo lo que pudieran desear. De lo único que me arrepiento es del poco tiempo que pasamos juntos. Me hubiera encantado pasear contigo por todos y cada uno de tus arrondissaments. Perderme por tu manido y aún asi siempre excitante colega Montmartre al que escribiré en breves (no te lo tomes a mal, pero creo que se merece tanto como tu una carta, aunque te conozca a ti primero)
Te escribiré pronto, esta misiva, para ti, me parece poco.
Pero quizá será más extensa si te vuelvo a ver pronto.

Enamorado de ti (no en vano eres la ciudad del amor),

Blo


sábado

Queridas Amsterdam y Brujas:

Queridas Amsterdam y Brujas:
Os escribo conjuntamente porque el tiempo se me echa encima y deseaba hablaros a las dos, ya que ambas tenéis
que aprender la una de la otra. En primer lugar, siento mucho mi tardanza, se que he sido un ingrato al no tener
contacto con vosotras desde que nos conocimos, y lo siento.
Pero quizá esta separación se deba también a cómo sois las dos. Amsterdam, tú eres joven, alocada, sin frenos y
quizá liberal en demasía. Por contra, Brujas, eres antigua, serena, cabal y quizá demasiado moderada.
Puede que si estuvierais más unidas el resultado sería la perfección. A pesar de todo, puede que os vuelva a ver.
No sé cuando, pero lo presiento. Quizá en otras condiciones sepa apreciaros como, según dicen, es debido.
Siento ser tan parco en palabras, pero la impresión que me llevé de ambas no merece nada más.

Deseando conoceros en profundidad, se despide,
Blo.